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“El batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo“

Con esta simple frase podemos resumir en qué consiste el efecto mariposa. Pequeñas acciones capaces de generar grandes cambios, positivos o no. Tod@s nosotr@s, de algún modo estamos batiendo nuestras alas invisibles de forma constante imitando el efecto mariposa

Con sólo 23 años, llegó a KOOPERA Yakob, un joven Sirio que había huido del horror de la guerra. Su viaje comienza zarpando de su tierra natal hacia Turquía, en un bote abarrotado en dirección a las costas griegas, lugar donde la guardia costera los rescató. De aquel viaje recuerda que era de noche y que estuvieron cerca de dos horas flotando en el agua. Al llegar a tierra firme, le quedaba un largo y duro proceso de más de un año para salir de Grecia, pasando por diferentes campos de refugiados de Atenas, como Skaramangas y El Pireo.

Gracias a Unicef, llega a Madrid desde donde fue destinado a Berga bajo un programa de acogida de Cruz Roja, y en el que Cáritas colabora. Yakob sólo necesitaba lo que por suerte encontró en KOOPERA Cáritas, un trabajo y la oportunidad de una vida a salvo. Una vez supo que lo había conseguido, decide ser parte del cambio e implicarse a nivel personal ayudando a los demás.

Desde entonces, colabora voluntariamente en causas humanitarias dando ayuda como traductor en tragedias como la del Aquarius, donde pudo ser un eslabón de la cadena hacia un final feliz de muchas familias. La historia de Yakob, nos recuerda que la inserción laboral es aún más que una oportunidad para una persona; es la desencadenante del efecto mariposa en que nos vemos inmersos todos y cada uno de nosotros.

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