En un contexto de cambios normativos y desafíos globales en la gestión de residuos textiles, desde Koopera, como empresa de inserción sociolaboral promovida por Cáritas y parte de la red Moda re-, queremos reafirmar la solidez, experiencia y absoluta vigencia de nuestro modelo.
Los proyectos e iniciativas vinculadas a Cáritas, que hasta 2007 no se llamaban “empresas de inserción”, hemos sido pioneras en la gestión de un recurso, el textil, que entonces, casi nadie lo consideraba valioso, salvo por su uso en los roperos de Cáritas, a través de la donación con fines sociales.
Posteriormente, no solo lo gestionábamos, sino que le dábamos un profundo sentido social y medioambiental, en el que las personas en situación o riesgo de exclusión social no sólo eran beneficiarias de ropa de segunda mano gratuita, sino que les ayudamos a que tuvieran un trabajo digno. Como se suele decir, enseñarles a pescar en lugar de darles sólo el pescado. Creamos un ecosistema único donde cada prenda recogida se convertía en una oportunidad: de empleo para personas en situación de exclusión social y laboral, de financiación para proyectos sociales y de un segundo uso responsable para la ropa.
Las entidades públicas han colaborado en la creación de este modelo, ya que no sólo se han implicado en la financiación de un servicio de interés económico general (así lo declara el artículo 5.4 de la Ley 5/2011, de 29 de marzo, de Economía Social), como es el acompañamiento mediante itinerarios de inserción sociolaboral, sino también en un modelo de economía circular del residuo textil y del calzado, antes de que fuera obligatoria su recogida selectiva, clasificación y reutilización. El caso de Euskadi, primero con la Diputación Foral de Bizkaia y su empresa pública Garbiker, y luego las Diputaciones Forales de Álava y Gipuzkoa, así como sus mancomunidades, han apostado por este modelo de financiación del servicio de recogida selectiva y tratamiento del residuo textil a través de empresas de inserción, en este caso Koopera, pero en el caso de los voluminosos (muebles y enseres) también con Emaús Bilbao y Emaus Gizarte Fundazioa.
El resultado de este modelo de gestión social y circular del residuo textil ha dado sus frutos, situando a Euskadi en la Comunidad Autónoma líder. Euskadi y, en particular, Bizkaia, han duplicado la media estatal en recogida selectiva del textil. Mientras en el Estado el estudio más reciente hablaba de un 12%, en Euskadi se ha superado el 25%, gracias a los contenedores en vía pública y al apoyo de ayuntamientos, mancomunidades y diputaciones forales.
La empresa Koopera tiene, actualmente, una red de 2.171 contenedores de recogida selectiva de textil en medio millar de municipios españoles y cuenta con 2 plantas de tratamiento automatizado (Bizkaia y Valencia), 8 centros de transferencia y 35 tiendas de moda sostenible «Koopera Store con Moda re-”. Si en 2016 gestionábamos unas 12.200 toneladas de ropa, en 2024 son más de 17.000 toneladas.

La próxima regulación mediante Real Decreto de la fracción de residuos textiles debe ser una oportunidad que se aproveche para escalar este modelo vasco a nivel estatal, y que los presupuestos públicos recuperen los costes de recogida y tratamiento del residuo textil, mediante las contribuciones de las empresas productoras a los sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor (SCRAP), que son figuras análogas a Ecoembes o Ecovidrio en los envases. Las empresas productoras (incluidas las que distribuyen online) son quienes se benefician del modelo de producción y consumo de la llamada moda rápida (fast fashion) que ahora, por si fuera poco problemático el esquema anterior, ha mutado en moda ultrarrápida (ultra fast fashion).
La obligación legal de que los productores se hagan responsables de estos costes ya entró en vigor en abril de 2025 y debía estar desarrollado reglamentariamente el correspondiente Real Decreto, según la Disposición Final Séptima de la Ley 7/2022. Sin embargo, este desarrollo reglamentario no se ha producido hasta ahora.
Mientras tanto algunas de las mayores empresas productoras de ropa y textiles se han agrupado alrededor de Re-viste que es una asociación privada que aspira a convertirse en el mayor SCRAP textil español, y se precia de haberse adelantado a las obligaciones legales. No obstante, a día de hoy no están financiando la recogida selectiva y tratamiento de los residuos textiles que genera la ropa y el calzado que han vendido sus empresas asociadas, entre otras.
Las empresas de inserción que gestionamos la mayor parte de los residuos textiles en España seguimos firmes en nuestra misión: recogemos, tratamos y damos una segunda vida al textil, mientras generamos empleo para quienes más lo necesitan.
A pesar de los desafíos legales y financieros, seguimos invirtiendo en maquinaria, abriendo nuevas tiendas de segunda mano y fortaleciendo nuestros itinerarios de inserción sociolaboral. Nuestro compromiso con la economía circular y la inclusión social no se detiene.
Para asegurar la sostenibilidad de este modelo, es imprescindible que los costes asociados a la gestión textil —contenedores, transporte, combustible, seguros, cumplimiento normativo— dejen de recaer únicamente en las entidades de inserción. Creemos firmemente en una solución compartida, donde todos los actores implicados, especialmente los productores, asuman su parte de responsabilidad.
Esta corresponsabilidad se vuelve aún más urgente ante la saturación del mercado internacional de segunda mano, provocada por el sobreconsumo en Europa y otros países industrializados, y por la entrada masiva de excedentes textiles —sobre todo procedentes de empresas chinas— a precios irrisorios. Esta situación está colapsando las salidas tradicionales del residuo textil reutilizable y deja en evidencia un problema estructural: la necesidad urgente de reducir la producción y el consumo desmedido.
Esta transformación solo será posible si se acelera y aplica con efecto retroactivo el cumplimiento de las obligaciones financieras de los productores, para que interioricen los costes que durante décadas han sido externalizados a los presupuestos públicos y a las cuentas de las empresas de inserción. No podemos olvidar que la competencia salvaje, la deslocalización de la industria textil hacia países con menores exigencias sociales y medioambientales, y la promoción artificial de un consumo creciente de productos extremadamente baratos en contextos de empleo precario son los factores que han originado esta crisis.
Recurrir de nuevo a fórmulas de mercado desregulado solo agravará el problema. Por eso, es necesaria una intervención pública decidida, que impulse un nuevo modelo de responsabilidad compartida, justo y sostenible
Ante esta compleja realidad, algunas voces cuestionan el modelo. Frente a ello, desde Koopera afirmamos con contundencia:
Nuestro valor no es solo la gestión, es la transformación.
Mientras otros solo ven «residuos», en Koopera vemos oportunidades de inclusión. Nuestras plantas de tratamiento no son solo centros de logística; son la puerta de entrada al mercado laboral para cientos de personas. El conocimiento y experiencia acumuladas durante estas décadas nos ha enseñado a optimizar cada recurso, a maximizar la reutilización y a innovar en el reciclaje cuando la prenda ya no se puede usar.
La contratación pública reservada a empresas de inserción no es un privilegio, es una herramienta de eficiencia social probada y un instrumento de protección de lo que es valioso para una sociedad que debe cambiar su modelo de producción y consumo. Garantiza que los fondos públicos destinados a la gestión de un servicio de interés general, como es el textil, reviertan directamente en la comunidad, generando empleo inclusivo y apoyando una economía circular real, no solo de mercado.
No somos parte del problema; somos una pieza clave de la solución.
La saturación actual demuestra por qué es imprescindible nuestro modelo. La solución por lo tanto pasa por:
- Reconocer y valorar nuestra capacidad y experiencia en la cadena de gestión.
- Asegurar una financiación estable y justa a través de los nuevos sistemas de RAP, que permita sostener el coste real de un tratamiento de calidad que prioriza la reutilización y la inserción sociolaboral.
- Fomentar la colaboración entre todos los actores para crear soluciones estructurales y no caer en dinámicas de competencia que solo benefician a intereses ajenos al bien común.
En Koopera, con el respaldo de Cáritas y la red Moda re-, seguiremos trabajando cada día no solo para gestionar residuos, sino para construir oportunidades. Seguiremos defendiendo un modelo económico que pone a las personas y al planeta en el centro. Porque desde 1990, nuestro compromiso está más vivo que nunca: seguimos tejiendo soluciones para construir un mundo más justo y sostenible.
Por Pedro Carrasco
(Coo de relaciones institucionales de Koopera)
 
             
        


