El IX Informe FOESSA, presentado recientemente, sitúa al tercer sector y a las empresas de inserción como actores imprescindibles para sostener la cohesión social y afrontar los retos de la transición ecológica. En un momento de cambios normativos en la gestión de residuos textiles, el informe aporta un argumento clave: el bienestar no puede sostenerse solo desde el Estado ni desde el mercado, sino desde la comunidad organizada.

“La construcción de un sistema de bienestar más justo y sostenible pasa por integrar la acción pública, la iniciativa económica y la acción social comunitaria”, señala el documento, que alerta sobre el riesgo de dejar los servicios de interés general en manos exclusivas del mercado.

Para Koopera, empresa de inserción sociolaboral promovida por Cáritas y parte de la red Moda re-, el mensaje de FOESSA confirma lo que lleva más de cuatro décadas demostrando en la práctica: la sostenibilidad necesita un rostro humano.

Un modelo que une inclusión y circularidad

El modelo Koopera nació cuando casi nadie hablaba de economía circular. Lo hizo desde la convicción de que la gestión del residuo textil podía ser, además de un servicio ambiental, una herramienta de transformación social.
Hoy, ese enfoque está más vigente que nunca. Con más de 17.000 toneladas de ropa gestionadas en 2024, 2.171 contenedores y 35 tiendas Koopera Store con Moda re-, la red ha consolidado un sistema en el que cada prenda recuperada genera empleo inclusivo y oportunidades reales de inserción laboral.

“Mientras otros solo ven residuos, nosotros vemos oportunidades”, resume Mariluz Ferro, Coordinadora general de Koopera. “El IX FOESSA pone palabras a lo que llevamos años demostrando con hechos: que la economía social no es subsidiaria, sino estructural para el bienestar colectivo.”

Un reto compartido: corresponsabilidad y financiación justa

El informe FOESSA también advierte que las políticas sociales necesitan apoyarse más en el territorio y en las entidades que conocen la realidad de las personas y las comunidades. Desde Koopera, esta reflexión conecta directamente con el debate actual sobre la Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP) en el sector textil.

Mientras el desarrollo reglamentario del real decreto que debe regular la fracción textil sigue pendiente, Koopera insiste en que los costes asociados a la recogida y tratamiento del residuo no pueden recaer exclusivamente en las empresas de inserción.

“La corresponsabilidad debe ser real”, subraya Ferro. “Las productoras, las administraciones y la economía social, debemos construir en común, un sistema justo y sostenible, que reconozca el valor social añadido de nuestra gestión y garantice su viabilidad económica.”

La experiencia vasca, pionera en la colaboración entre entidades públicas y empresas de inserción, demuestra que cuando la gestión se concibe como un servicio de interés general, los resultados son tangibles. Euskadi duplica la media estatal en recogida selectiva de textil y ha logrado consolidar una red de empleo inclusivo vinculada a la economía circular.

El IX FOESSA no deja lugar a dudas: sin la acción coordinada de Estado, mercado y comunidad, no habrá bienestar sostenible. Y en esa ecuación, Koopera seguirá defendiendo un modelo que une justicia social, eficiencia ambiental y arraigo territorial.

Porque el bienestar —como la ropa que recuperamos— se teje en comunidad.